Por qué no nos gusta el PS "oficial" y la Concertación

Publicado en por Socialistas Allendistas de Magallanes

En el socialismo chileno hace un tiempo se ha instalado una búsqueda por nuestra identidad, por contestar el qué es ser socialista y de izquierda en estos tiempos, por encontrar nuevas ideas y rescatar las de siempre. En este proceso, hay muchos que no nos gusta el PS que tenemos y cada vez son más los que tampoco les gusta la Concertación. En un proceso que a su vez ha provocado la fragmentación, con los que se han ido a otros proyectos, pero también, la apatía de los que se han ido sin declaración pública.

Es por eso, que es necesario revisar algunas afirmaciones que fundamentan el por qué discrepamos de los que dirigen el PS:

La Concertación hace un tiempo dejó de ser, representar e interpretar sus principios fundacionales, que junto con reconquistar la democracia, su objetivo era profundizarla y destruir los enclaves autoritarios que dejó la dictadura a través de la Constitución de Pinochet. A veinte años del primer triunfo de la Concertación, aún no se cumplen muchas de las promesas redactadas en el Programa de Gobierno de ese entonces y los posteriores.

La Concertación negoció y claudicó también su opción de sociedad esencialmente en lo económico. En este aspecto, se consolidó una economía cargada ideológicamente hacia el modelo neoliberal. Los socialistas fueron garantes de este giro, y nunca fueron críticos de este cambio, salvo contadas excepciones que fueron acalladas y descalificadas al menos como “retrogradas”. Esta es la principal victoria de la derecha, porque, al mismo tiempo es cultural. Hoy sus ideas se han transformado en “sentido común”: como privatizar es mejor que estatizar, sueldo mínimo es mejor que sueldo ético, el estado es ineficiente y los privados exitosos.

A veinte años de Concertación, nuestro país es una sociedad desintegrada socialmente, los pobres estudian en escuelas los ricos en colegios, los pobres se atienden en hospitales con FONASA los ricos en clínicas con ISAPRE, los pobres viven en poblaciones los ricos en villas. Es un país, definido por la competencia sin colaboración, por un individualismo descarnado y un consumismo que ha cambiado los intereses de los ciudadanos.

En lo social, se valora el Sistema de Protección. Es un avance, pero es totalmente insuficiente y su concepción ideológica otra vez está matizada por ideas de derecha. En lo social en los últimos años, la Concertación apostó por una concepción donde las personas son entendidos como sujetos de derechos, pero más allá de la definición, es importante tener en cuenta cómo se implementa. Una política social desde la izquierda y los socialistas fomenta valores como la solidaridad y fraternidad, tiene orientación comunitaria y apuesta por el desarrollo local, y entre otros aspectos valora conceptos como empoderamiento y autogestión. La sociedad que queremos también se funda  en cómo lo hacemos. Es por eso que cuando todos aplauden los bonos de la Presidenta Bachelet, discrepamos totalmente con esta “forma” de entender lo social que implementó la Concertación. Un bono de emergencia se institucionalizó. Entender que la superación de la pobreza, se realiza desde una visión economicista y sólo desde la dimensión de los ingresos, sustituye una intervención integral de trabajo social con familias vulnerables.

En el último tiempo, la Concertación también se quedó sin sueños y sin ideas, se convirtió en un conglomerado que administraba el poder y con ello quería mantenerse en él. En el ejercicio del poder legitimó prácticas muy cercanas al nepotismo. Esas prácticas también se reprodujeron en los que dirigen el PSCH.

El PSCH se desperfiló. No es raro que muchos afirmen que hay socialistas “neoliberales”, otros hablan de que aplican un neoliberalismo humanizado. Hoy esa afirmación no escandaliza a casi nadie, a nosotros sí. A eso algunos les llaman renovación. Hay que aclarar que esta no es la renovación a la que muchos adherimos en los ochenta. Las ideas del rescate y renovación del socialismo chileno de ese entonces aplicadas al día de hoy, por algunos son catalogadas de ultraizquierda.

El PSCH en estos años se transformó en un partido de directivas, es un partido sin bases organizadas. Alguien los convenció que la orgánica y la vida partidaria eran cosas del pasado, ya no eran necesarios los núcleos y las seccionales, los frentes sociales, los jóvenes y las mujeres. Los socialistas sólo eran convocados para eventos electorales cada dos años. Los convencieron que la política se hacía por los medios de comunicación, es más importante la cuña mediática, que la organización de los compañeros/as. Sin embargo, en 20 años de gobierno a propósito de medios de comunicación, el Partido Socialista no tiene ni radio, ni diario y menos un canal de televisión.

Algunos dicen con cierto dejo de razón, que el gobierno de derecha no será un cambio para Chile, sutilmente ya han gobernado durante veinte años a través de las ideas, que han sido administradas por la Concertación. Eso sí, tendrán el poder total lo que significará la profundización del modelo neoliberal.

EL PSCH definitivamente no es de izquierda. Los socialistas que militan y dirigen el Partido, han optado por impulsar el denominado progresismo y se han abanderizado con catalogarse de centroizquierda.

 

El futuro inmediato para los socialistas que están pero disienten en el Partido “oficial” o militan en otras agrupaciones como el MAS, los que apoyaron a MEO o los Socialistas Allendistas, entre otros, es esencialmente de construcción y búsqueda, donde será importante el debate de ideas y esta transformada en acción. En estos tiempos, sobrevivirán aquellos que sean capaces de leer y comprender los desafíos de este “presente vergonzante”.

La primera tarea y fundamental de cualquiera de estos grupos es conformar orgánicas, donde los militantes socialistas organizados realizan trabajo político interno y en la base social de este país. Es un tiempo de definiciones políticas e ideológicas y eso se realiza con todos y todas.

Es posible la conformación de muchos colectivos del mundo socialista, que supere a los partidos tradicionales, disculpen los que todavía creen en el PSCH, pero las heridas y los modos de hacer política ahí, requieren de un proceso demasiado largo.  En estos se agruparán aquellos que son ex PSCH, aquí están los que socialistas que abandonaron el PS hace mucho tiempo, a los inactivos, y también a los que no han sido militantes del PSCH, a los MAPU, a los IC. 

Este país necesita socialistas que hablen de Estado, renacionalización del cobre y el agua, de nueva constitución, de una mejor distribución del ingreso, si de más igualdad y más izquierda.

Es necesario construir una nueva fuerza amplia y mayoritaria, de izquierda, allendista  y socialista, donde es vital explicitar los estilos y prácticas de hacer política. Ninguno de los que se han ido, están dispuestos a ser parte o reproducir los "estilos de hacer política" que provocaron que nos margináramos de los actuales partidos. Por eso, convocamos y usamos el término construcción. No usamos conceptos como mejoramiento, reconstrucción o refundación.

Eso sí algunos deben iniciar la construcción para que otros se unan. Entonces es necesario definir esas formas y prácticas de hacer política:

¿participativas y democráticas? ¿no excluyentes? ¿verticales-horizontales?

¿Cómo hacemos política en los tiempos actuales?

¿Cómo conformamos un movimiento mayoritario que interpreta a millones de chilenos?

¿Cómo ganamos en la lucha de ideas, las socialistas sobre las neoliberales?

¿Cómo definimos una orgánica que sea coherente con estas formas de hacer política?

¿Cómo se estructura la orgánica de un movimiento de mayorías?

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